Ubicada sobre un imponente acantilado de la Costa Blanca, esta vivienda está concebida como un balcón, desde el interior y el exterior, al mar y el sol mediterráneos. Una búsqueda a través de la arquitectura para aprovechar el clima benigno del que goza esta zona durante todo el año. Que el cliente pueda vivir dentro y fuera cuando lo desee.
La casa se abre al este en dos plantas y en los usos públicos se prioriza el factor contemplativo. El uso de puertas correderas de vidrio en todas las dependencias en vez de ventanas, busca dar un protagonismo muy importante a la luz solar. En el exterior, la piscina acentúa la sensación de simbiosis con el horizonte y el jacuzzi completa una zona de terraza pensada para el relax y el descanso.
En el proyecto se ha mantenido la presencia de la vegetación como un elemento clave en toda la parcela, tanto en el jardín circundante a la construcción como en las plantas presentes en las dos terrazas. Esta misma vegetación actuará cuando llegue a su plenitud como elemento de aislamiento, también para las vistas cruzadas, al tratarse de una zona de alta densidad.
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